Una de las actividades con las que nos encontramos frecuentemente en nuestra industria de MLM, es:
Motivar a quien no está haciendo el negocio, pero que se quiere re-incorporar.
Uno de mis mentores me explicó: Motivación, sí, es buena... ¿pero qué sucede?
Después de una sesión de motivación, salimos y podemos comernos al mundo. Nos sentimos felices, que la vida volvió a nuestro control, que podemos manejar nuestro tiempo. ¿Pero sinceramente que pasa?... Llega el siguiente Lunes, nos vemos al espejo, y comúnmente nos encontramos con el mismo personaje que habitábamos antes de la motivación, y con la misma vocecita que dialoga con nosotros antes de exponer la idea a algún prospecto, y si no reforzamos esta motivación, se pierde en el transcurrir de los días. Seguimos siendo el mismo, y la voz que me infunde inseguridad y miedos, sigue ahí. ¿Por qué?
Porque somos personas, y funcionamos de una manera parecida todos. Lo que nos mueve en la vida, son básicamente nuestras necesidades. Nuestro por qué de llegar al día siguiente, a la semana siguiente, al mes siguiente; y lo hacemos mediante hábitos. Tomando como habito-”una actividad que a base de repetirla frecuentemente, se nos hace sencilla.”
La Motivación, va a re-dirigir nuestras energías, re acomodar nuestras necesidades, pero difícilmente cambiará nuestros hábitos. Para eso necesitamos “coaching”... que vas más allá, de trabajar un día, y salir motivados. Tiene que ver más con guiar a nuestros socios, al menos durante 21 días seguidos, para poder incorporar hábitos en nuestra vida, que no nos estorben, que no nos agobien, pero que nos encaminen al cambio que estamos buscando. Ya es tarea de uno encontrar la motivación propia. Pero ahí podemos ayudar también a nuestros socios, ¿cómo? Descubriendo su “por qué”.
Cuando conozcamos nuestros “por qué”... y conozcamos el “por qué” de nuestros socios, podremos avanzar juntos, fijar un rumbo, “mapear” nuestras acciones, dar prioridad a nuestras actividades, y dar la energía necesaria a cada una de nuestras actividades que me acerquen al “por qué” hago las cosas.
Les invito a descubrir su “por qué”. Y les invito aún, a compartirlo, con sus socios, sus amigos, su familia. Cuando ese “por qué” es comunicado y se manifiesta, se convierte en un compromiso con cada uno; y así nos podemos ayudar mutuamente.
A manifestar la abundancia.
Genaro